No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes,
parecería exactamente la frase que resumiría mi vida. Pero no es así. Que te
deje ir no significa que no te valore. Que te eche de menos no significa que te
haya valorado tarde. Hay causas que me llevan a comportarme como me comporto y
prefiero que no las sepas. Sí, sé que mi comportamiento de niña estúpida y caprichosa
no tiene disculpas y, a estas alturas, no se las voy a dar nadie. Son
demasiados errores, uno tras otro, como si no aprendiese. Pero no soy capaz de
actuar de manera diferente. Y me duele, claro que me duele. ¿Cómo no me va a
doler ver que pierdo personas que merecen la pena por mis putos miedos? Miedos
que no soy capaz de controlar y que las otras personas desconocen... Lo siento,
he cometido toda mi vida el error de ser demasiado miedosa. Enfréntate al miedo, dirás, y
lo intento, pero el miedo me acaba pudiendo... ¿Y para qué mentir? Si para ti es mejor estar lejos de mí,
sin conocer todo lo que me desequilibra.
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